lunes, 26 de noviembre de 2007






AQUELLOS LEJANOS AÑOS


 
Qué haré si tus ojos ya
Con negro velo se cubren
Si mil abriles pasaron

Y apagaron sus candiles
 
Aquella estela florida
Ya no decora mi llanto
Ni aquella fiel golondrina
Me presta su negro manto


Es tiempo ya de bajarse
De aquella cumbre estrellada
Donde el amor, la ilusión...
Son una estrella apagada
 
A la grupa de ese potro
Me encamino a la ensenada
De tu olvido, de tu nombre,
De tus mejillas rosadas
 
Para acallar el lamento
Por tus jazmines, tus rosas
El puñal de tu mirada.

No evoco viejas lujurias
Ni pechos prietos de estaño
Tan sólo el fugaz recuerdo
De aquellos lejanos años

                                                                            

 
AJADO ESPLENDOR



Sólo queda en la postrera hora
Regocijo de tu antiguo canto
Los reflejos terciopelo de amaranto
Son rescoldos de tu risa triunfadora.


Vivaces suspiros, perdida aurora
De tiempos ausentes de llanto
Para acabar en tanto espanto,
No te queda una astilla de señora.


Mis ojos retroceden al pasado
A las sendas que otras veces habitabas
Recordando ese esplendor ya marchitado


Sólo veo tus hojas deshojadas
Dignas de entonar un triste fado
Evocando viejas glorias, ya ajadas.



domingo, 25 de noviembre de 2007




CREPÚSCULO




Imaginé que mirabas
Con mirada de bolero
De alhelí, de rosas rojas
Que ardía en tus entrañas fuego

Que las cumbres son llanuras
Que el villano caballero
Que derramas tus tesoros
Al más humilde labriego

Tu altivez había cesado
Tu alma ya es complaciente
Estabas en el crepúsculo
Como alma penitente

Pero estás en tu poltrona
Encumbrada, como siempre
Aunque tus ojos no brillan
Y tu frente palidece

Tus llamas ya no se agitan
Sus lenguas ya no cimbrean
Calientes, juguetonas, como eran
Al abrigo de oscuras chimeneas

Y aunque ya tu cuerpo trémulo
Y esas visibles ojeras
Despiertas vivas pasiones
Que abrigan una quimera

Beber de tu fuente yerta
Aunque tu cuerpo declina
Los rasgos más femeniles
Aún, ante tí, se reclinan.


SUEÑO DE MADRUGADA

Boca rota, impía fauce, de cuchillo, vehemente
Loco sueño de pincel impenitente
Puñal frío de hoja ensangrentada
De luna vieja, muerta en la alborada.

Yunques que golpean mi sién cascada
Sangre de guerrera y virgen silente
Desgárrame el alma, desborda mi torrente
Muerde mi lengua, de tu nombre bañada.

Tragaré tu silencio, enjuagaré tu boca
Estrujando hasta el quejido tu cintura
Soñando el sueño de aventura loca.

Hierro infernal, ingle de plata
Quemaré las hojas de tus dalias
Mi espuela roja en tu mejilla grana
Desgarrando sin mesura tu ventana.

Y mi garganta borracha, mi voz quebrada
Tragará tus abrasadas madrugadas,
Succionaré tu esencia de lienzo palia,
El brote convulso de tu piel mojada.


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